jueves, 24 de marzo de 2011

“Ahora soy menos dogmática y más hedonista”

Cuando se madura bien y se llega a determinada edad con cierta dosis de vitalidad y el espíritu positivo está garantizado el disfrute de la vida. Siempre que pienso en ella veo a una mujer sonriente dispuesta a emprender una nueva aventura. Así la vi hace unos años...


Marita y Chavela, dos mujeres amigas de la libertad

Ideas claras, convicciones atemperadas por la experiencia, y expresividad. Marita Boluda Villalonga, consejera del Banco de Valencia, es ante todo una mujer cercana, que se acaba de estrenar como abuela y a la que le gusta hablar de la vida y de sus cosas sencillas. Sigue sintiéndose una mujer liberal, pero “más de las personas y menos de las ideologías”.  Su mayor satisfacción es “haber sido la primera mujer con voz y voto en la banca valenciana”. Su pasión, el fútbol y los paseos en soledad por los bosques de Navarra.

-¿Es una mujer de ideas claras?
-Sí, y las defiendo a capa y espada.
-¿Ha ganado o perdido con la edad?
-Ambas cosas. No soy tan dogmática, pero sí más hedonista. Ah, también he matizado mucho mis convicciones.
-¿Cómo por ejemplo?
-Siempre he dicho que la izquierda tenía mitos, como el Che, y la derecha iconos, como el dinero. Ahora habría que revisarlos. Lo que tengo ya muy claro es que soy de personas, no de ideologías.
-Por cierto, se acaba de estrenar como abuela, ¿qué tal la experiencia?
-No creí que me fuera a sentir tan llena, y eso que al ver por primera vez a mi nieto no sentí “amor a primera vista”. Ahora, cuando le miro pienso que me gustaría contribuir a que fuera un hombre de bien.
-¿Qué es para usted un hombre de bien?
-Un hombre de principios, con ética, que no actúe guiado por su propia conveniencia. Una persona preparada, divertida, con clase y un humanista.
-¿Ha conocido muchos?
-No. Incluso me sobran los dedos de una mano.
-Profesionalmente ¿qué le ha proporcionado mayores satisfacciones?
-Haber sido la primera mujer con voz y  voto en la banca valenciana. Además, he tenido mucha suerte porque todos los hombres con los que me he relacionado en mi vida profesional me han ayudado muchísimo.
-¿La banca sigue siendo cosa de hombres?
-No, actualmente somos tres consejeras mujeres de un total de quince.
-¿Sus apellidos le han ayudado a subir?
-Sin duda, para qué voy a negarlo. Por supuesto, también intervino mi forma de ser.
-¿Cómo nació su afición por la banca?
-Por mi abuelo, con quien jugaba de pequeña a consejos y quien me enseñó lo que sé.
-¿Era muy rebelde?
-No, pero es verdad que no me gustaba jugar “a muñecas”. Me gustaba reunirlas a mí alrededor y celebrar tertulias.
-¿La sociedad de hoy se parece a la de hace 25 años?
-Para nada. Actualmente el dinero es lo que prima y determina, socialmente, si una persona vale o no. Lo cual es erróneo y genera que sea difícil encontrar singularidades porque todos actúan sumisos al poder.
-¿En qué invierte su tiempo libre?
-Me gusta pasear sola por los bosques de Navarra y escuchar el silencio.
-¿Le gusta la soledad?
-Sí, es uno de los tesoros más grandes que podemos tener, porque te permite encontrar dentro de ti mismo los recursos que necesitas para ser feliz. Hay una canción de Chavela Vargas titulada “Las simples cosas”, que refleja este sentimiento: “en lo sencillo surge la felicidad”.
-¿Las canciones de Chavela le marcaron?
-Desde luego. Recuerdo que “Toda una vida”, estaba presente en mis momentos más románticos. Claro, ahora cuando la oigo pienso que, como que no, que toda una vida no estaría con nadie,. Vamos, que hasta el cielo, con ser eterno, no me apetece. 
-¿Qué es para usted la felicidad?
-Sin duda no es un estado. Cuando maduras descubres que la felicidad son momentos, y entonces, es cuando empiezas a ser libre y a manejar tus relaciones sentimentales. Si piensas que la felicidad es un estado te acomodas.
-¿Y la amistad?
-Hay menos amigos de lo que uno se cree, pero más de lo que se puede esperar. Eso sí,  hay que aprender a borrar nombres de la agenda, y mantener sólo los que te enriquezcan.
-¿Su afición por el fútbol es de toda la vida?
-Desde pequeña. La primera final del Valencia que vi fue en el 54. Mire, de hecho, si perdía el Valencia me quedaba sin cenar.
-¿Y esto?
-Del disgusto que cogía. Ahora sí ceno.


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