martes, 23 de agosto de 2011

Los transgénicos nos permiten alimentar al planeta

"No hay ni una sola evidencia. Los productos ecológicos no son más sanos para la salud ni mejores para el medio ambiente" y se queda tan tranquilo. José Miguel Mulet (Denia, 1973) es profesor de químicas en el Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas de la Universidad Politécnica y autor de "Los productos naturales ¡vaya timo!" con el que ha conseguido perder el miedo al universo verde, ponerlo a caldo y darse cuenta que en dicho sector no les va la autocrítica. Tiene una hija, es manitas desde que se casó y su película favorita es "El hombre tranquilo" de John Ford, pero recomienda "La delgada línea roja" y "Camino a la perdición", "ahora, si me lo pregunta la semana que viene le daré otras respuestas".
-¿Era consciente de la que se le avecinaba poniendo a caldo a los productos naturales?
-Es un libro donde se pueden encontrar respuestas científicas a esos productos que te venden como naturales y ecológicos.
-¡Vamos, que la inspiración le llegó tras consumirlos!
-No. Me llegó porque tuve que dar clases de alimentación en la Universidad. Al tener que ponerme al día y buscar información me quedé atónito: muchas cosas que afirmaban no era para tanto.

-A ver, ¿ponga un ejemplo?
-Que los productos ecológicos son más sanos y mejores para el medio ambiente. No hay ni una sola evidencia que apoye esto.

-¿No esperará muchas invitaciones de empresas ecológicas?
-De momento no. Lo que he descubierto es que el mundo verde es muy poco dado a la autocrítica. Quizá están muy mimados por los medios de comunicación y las administraciones.

-Y porque ¿se lo creen los consumidores?
-También. Ahora, algunos de los comentarios vertidos en mi blog han sido crueles, aunque con tantas faltas de ortografía que al final te das cuenta que no ofende quien quiere sino quien puede.

-¿Si son un timo por qué llevan tantos años en el mercado?
-La industria verde solo lleva funcionando 30 años aproximadamente. En alimentación un producto ecológico es el que ha superado el registro y una agencia certificadora oficial, pero privada le ha puesto el sello ecológico. ¿Paradojas? Si vas a EE UU coexisten cinco normativas diferentes. Si vas a Australia existen otras, en cada país hay diferentes normativas. Entonces te preguntas ¿por qué el criterio ecológico cambia de un país a otro?

-¿En Europa pasa lo mismo?
-La normativa europea es peor porque el único requisito que piden es que lo que apliques al cultivo sea natural.

-Y usted ¿se pone ciego de conservantes?
-Prefiero saber que un producto lo lleva y evitarme un botulismo que me deje clavado en el sitio. Además no hay que olvidar que los conservantes y aditivos autorizados pasan pruebas muy rigurosas.

-¿Es fan de los transgénicos?
-Siempre hemos buscado domesticar la naturaleza. Hemos logrado que las plantas cultivadas no se parezcan en nada a las silvestres. Los transgénicos nos permiten alimentar al planeta y alimentarlo mejor. Hoy es cuestión de poco tiempo que se comercialicen productos aptos para celiacos, diabéticos e incluso productos grasas para gente con colesterol. Renunciar al campo de posibilidades que ofrecen los transgénicos es estúpido. La mayor parte de la ropa que llevamos es transgénica, los billetes de euro están hecho con algodón transgénico, como las compresas, los detergentes con enzimas, el líquido para lentillas,...Es tonto permitirlo en todo menos en agricultura. Además también estamos haciendo el idiota.

-Vaya, tontos e idiotas ¡que colección!
-Sí porque en Europa lo estamos prohibiendo, pero en Asia y EE.UU lo están utilizando. Consecuencia. En Europa está prohibido sembrar algodón transgénico, pero no importarlo. Así toda la industria de algodón sevillana se está yendo al garete y los billetes se los llevan Australia y la India donde se vende más barato.

-¿Los intereses creados son inevitables?
-En cualquier asunto hay intereses creados. Yo trabajo en investigación básica con transgénicos y cuando hablo bien del tema, me insultan y preguntan socarronamente si trabajo para la empresa Monsanto.

-¿Dentro del mundo verde hay muchos timos encubiertos?
-Sí. Por ejemplo llamar a la medicina natural ya es raro porque la medicina es una ciencia humana.

-Que usan hierbas para curar...
-Sí, pero no es lo mismo tomarla en dosis equilibradas que ir al herbolario, ser atendido por un vendedor que ha hecho un cursillo y acabar tomando infusiones de plantas cuyos principios activos pueden ni estar. Es una medicación a ciegas. Luego se vende como natural lo que no lo es como: la homeopatía o la acupuntura.

-Oiga, ¿alguna lleva más de ocho siglos en el mercado?
-Sí, pero tendría que preguntarle a un médico chino cómo puede ser que la esperanza de vida en China sea peor que en Europa y cómo hasta 1945, cuando entró la medicina occidental, la esperanza de vida era de 40 años. En ocho siglos con las agujitas no han avanzado mucho.

-¿Entonces, según usted, para qué sirve?
-Si tienes un dolor crónico pinchar unas agujas despista al sistema nervioso central y se olvida del dolor.

-¿Se ha pinchado para probarlo?
-No. Hay estudios que compararon el efecto que produce que un médico chino te ponga las agujas y un personal al tuntún te las clave. El efecto era el mismo. A mí lo que me altera es cuando hablan de energías y chakras. Para empezar es imposible de medir, después parece que solo la ve aquel que te aplica la aguja y finalmente se ha comprobado que da igual donde pinche.

-Insisto, ¿por qué no lo prueba?
-Primero porque vale una pasta y luego porque cuando me empiezan a hablar de energía positiva y de chakra siento que me están tomando el pelo. La energía es la capacidad para realizar un trabajo y se mide en calorías o julios. Me pone muy nervioso que se empiecen a utilizar conceptos pseudo científicos sin ton ni son. Cuando les pregunto cómo miden la energía, me responden: por intuición. Me freno. Eso no es ciencia. Si la salud depende de la intuición de cada persona, malo.

-¿Toma hierbas para calmar los nervios?
-Por supuesto. Ahora, no se me ocurre curarme una dolencia con hierbecitas.

-¿Para adelgazar también es un timo lo natural?
-Sí. No hay dietas mágicas por mucho que Dunkan se empeñe en lo contrario. Para adelgazar lo único que hay que hacer es comer menos y hacer más ejercicio. Estamos diseñados para acumular energías. Durante miles de años era necesario para pasar los inviernos. Hoy no tenemos problemas de comida, pero nuestro cuerpo sigue diseñado igual y acumula.

-Tengo entendido que pertenece a la asociación "mundillo escéptico"
-Se llama ARP, Alternativa Racional a las Pseudociencias. Nació hace veinte años y surgió entre periodistas y científicos hartos del pensamiento mágico y con el fin de denunciar que todas esas creencias son supersticiones sin base real. Publicamos una revista, "El Escéptico" y son los responsables de la colección ¡Vaya timo!
-¿Después de escribir este libro ha mejorado su dieta alimenticia?
-No. Mi debilidad es la comida y si no fumo ni bebo por algo me tengo que perder. Además me gusta cocinar y lo hago bien.
-¿Qué le ha aportado esta experiencia?
-Perder el miedo. Si te fijas en el mundillo verde siempre te están asustando. Cualquier página de Greenpeace y similares meten miedo: nos estamos intoxicando, vamos a perder el planeta... Luego miras los datos y ves que no hay tanta gente que se haya muerto por lo denunciado. Me molesta que te asusten sin pruebas. Este libro está hecho para quitar el miedo.
-Y ya puestos qué opina de las limpiezas de colón, el botox... ¿entraría en la calificación de vaya timo?
-Hay una película que se llama el Balneario de Battle Creek que es la biografía de John Harvey Kellog , el inventor de los cereales y el primer apóstol de los productos ecológicos. Un iluminado que empezó a poner de moda las limpiezas de colón. La pregunta es si no te lo recomienda el médico, ¿es mejor para la salud?. Y el botox es una toxina que paraliza los músculos y que hay que ponérsela cada seis meses para mantener el efecto. Ahora cada uno hace lo que quiere con su cuerpo.
-¿Lo ecológico no se preocupa mucho por el envejecimiento?
-Y la ciencia también. Hay mucho dinero en juego para frenar el envejecimiento. Aunque se venden muchas mentiras.
-¿Por ejemplo?
-Hace unos años se vendió el Resveratrol del vino como la molécula mágica, pero te tienes que beber 5 litros de vino para tener una dosis. Ahora no se sabe si son mejores los polifenoles del té o los del cacao. Lo que está claro es que hay una carrera por ver quién es el primero en sacar una pastilla que frene el envejecimiento.
-¿Y la estrella de momento es...?
-La Rapamicina. Un fármaco que se usa como supresor del sistema inmune tras un trasplante y que a dosis bajas puede retardar el envejecimiento celular. Pero no sabremos si es verdad hasta que pasen dos años.
-¿Qué otros temas preocupa al ARP?
-En verano siempre circula la cadena de que Marte se verá antes que la Luna o que si los teléfonos móviles producen cáncer. Pero es una tontería, porque si fuera así nos estaríamos cayendo por las calles.
-¿Siempre está tan conectado?
-Me desconecta el cine. Mis abuelos tenían uno en Denia y hasta los 30 años tuve cine gratis. Soy un fanático del cine. En la carrera mi hermano y yo participamos en un concurso de la tele que se llamaba la "Pantalla de la sort", nos mantuvimos durante 17 programas y ganamos casi dos millones de pesetas. Pero ahora se me ha pasado la edad de los concursos.

jueves, 4 de agosto de 2011

Enrique Fliquete: "La justicia más que lenta es garantista"

VALENCIA. Enrique Fliquete será uno de los seis nuevos juristas del Consejo Jurídico Consultivo de la Comunidad Valenciana al frente del cual repite cinco años más Vicente Garrido. Hasta el momento, su labor como abogado en 'Cuatrecasas Gonçalves Pereira' le ha mantenido en contacto con clientes, tribunales y novedades legislativas; sus nuevas funciones, más imparciales, se centrarán en la emisión de resoluciones y dictámenes. Cree que hay que modificar normativas que agilicen el sistema electoral y el Senado, pero sin cambiar la Constitución. "La norma jurídica tiene que ser tan cambiante como la sociedad". Nunca ha necesitado los servicios de un abogado y toca madera para que siga siendo así. Es doctor en Derecho Constitucional, especialista en Derecho Público y presidente de la Asociación Profesional de Abogados y Juristas. Tiene dos hijos y este año reparte sus vacaciones entre la playa y la montaña.
-¿Era inevitable su nombramiento para el Consejo Jurídico Consultivo?
-En todo caso no me lo esperaba.
-¿Hasta qué punto tener amigos en la cúpula del poder puede ser determinante para obtener un cargo?
-Las relaciones que tienes nunca te las plantean en términos de lo que te puedan dar, las mantienes por convicción y amistad personal. Cuando me lo ofrecieron tuve que reflexionar si estaría capacitado para estar a la altura de las expectativas que un cargo como éste requiere.

-¿Pero le gusta?
-Naturalmente. Es un nombramiento al que aspira cualquier jurista.

-¿Pasar de trabajar en un bufete de abogados como Cuatrecasas a una entidad jurídica no le va a suponer un gran cambio en su actividad profesional?
-Sin duda. Ser abogado es diferente a cualquier otro cargo vinculado con la justicia. Un abogado tiene una relación directa con el cliente, con el ejercicio de los tribunales y te obliga a mantener un trato diferente con el derecho. Un consejero tiene que emitir dictámenes desde la imparcialidad más absoluta.

-¿La materia será la misma?
-Sí. Derecho Público en estado puro, pero vinculado al Derecho Constitucional y Autonómico. Contratación pública, responsabilidad patrimonial, urbanismo... Hay cosas que nunca he hecho, como dictaminar sobre las leyes. Pero el resto las he trabajado como especialista en Derecho Público. Ahora, es cierto que mi vida va a cambiar totalmente.

-¿Y eso?
-Porque no es lo mismo trabajar para un despacho de abogados, de los mejores que hay en España, donde no dejas de defender asuntos de clientes, a pasarte al terreno de las resoluciones con independencia jurídica.

-Por lo menos ya no tendrá que viajar tanto...
-Es cierto, porque parar ahora, no paro. Igual la vida será más tranquila en unos aspectos, pero más intensa en lo jurídico. En cierto modo es como quitarte la carga comercial que tiene todo abogado y sustituirla por estudio y preparación de dictámenes.

-¿Hasta qué punto la política es un trampolín para acceder a un cargo como éste?
-A la vista de la configuración histórica del Consejo Jurídico Consultivo no existe ningún requisito político previo para acceder a estos cargos. Históricamente todos los miembros del Consejo son juristas de renombre y peso en el mundo jurídico valenciano y estatal. Sí que es cierto, como ocurre en otros organismos, que la elección recae en las Cortes, como en mi caso, y en el Consell. Y esto a priori hace pensar en la elección de un determinado perfil político, pero no es un requisito necesario para ser elegido miembro de entidades como el Consejo Jurídico Consultivo.

-¿Le ayudó ser abogado de Cuatrecasas?
-Evidentemente. El prestigio de una firma como ésta y sobre todo en un área especializada como el Derecho Público te da la oportunidad de conocer a fondo una serie de materias y te posiciona en un nivel de ejercicio de la abogacía que te abre muchas puertas.

-¿Y si se arrepiente?
-De momento estoy designado para cinco años y mi idea es no abandonar por lo menos en este tiempo. Si en un futuro tengo que volver a ser abogado, lo seré. Para mí es la profesión más bonita que existe.

-¿También puede tentarle la política en su camino?
-Hoy no y menos ahora que entro a formar parte de un órgano jurídico.

-¿Qué opina sobre las voces que animan, entre otras peticiones, a revisar listas electorales e incluso la Constitución?
-Las normas jurídicas no son estáticas y no pueden permanecer inalterables en el tiempo. Están para regular la sociedad y ésta es cambiante, por lo que la norma jurídica también debe serlo. Ahora, esta idea no es necesario que se aplique a todo. Hay normas que sí es necesario adaptar y otras no. Por ejemplo los procedimientos electorales y la configuración del senado, si sería conveniente revisarlos.

-¿Hay miedo al cambio?
-No lo creo. Hay aspectos que pueden parecer que han quedado trasnochadas en la Constitución, pero la misma responde más que a valores de norma a valores generales y éstos deben ser mantenidos. Quizá haya elementos que requieren consenso para su modificación, como el tema de sucesión de la Corona, otros son batallas políticas complejas que imposibilitan su reforma.

-Avivar estos cambios ¿haría que la justicia fuera más rápida?
-No. La justicia será justa en la medida en que se administre bien, y siempre partiendo de saber que la administran los hombres. ¿Se puede ser siempre imparcial? Se debe. ¿Se es siempre justo? Se debe. La justicia debe ser justa porque se presume que lo es. Y más que lenta diría que es garantista. ¿Se podría mejorar la justicia? Es evidente.

-¿Ha necesitado alguna vez los servicios de un abogado?
-Nunca he tenido ningún problema con la justicia. Espero no tenerlo ni tardar tres años en resolver un tema. Si me ocurriera seguro que me enfadaría con mi abogado, porque soy muy crítico con la actuación propia y también con las ajenas. Toco madera.

-¿Qué no le gusta de su profesión?
-No hay nada que no me guste. Tengo colgado delante de mí los mandamientos del abogado redactados por el Dr. Couture. El primero dice: ama tu profesión, trata de considerar la abogacía de tal manera que el día que tu hijo te pida consejo sobre su destino consideres un honor para ti proponerle que se haga abogado.

-Pero sus hijos son todavía un poco jóvenes para pedirle consejos...
-Mis hijos un día quieren ser abogados, al día siguiente profesores, al otro peluqueros y antes de ayer detectives. Tienen 7 y 9 años. Yo nunca quise ser abogado, quería ser médico. En mi familia no había ni uno ni lo otro, pero me atraía la medicina.

-¿Quería curar?
-No sólo curar. Me gustaba esa faceta filantrópica, pero me resultaba más fascinante ver a un médico que con un fonendo te auscultaba, te miraba y dictaminaba lo que tenías. Creía que tenían un don y pensaba que si lo hacía un señor también lo podía hacer mi padre y yo.
-¿Y qué pasó?
-Que no tenía nota para entrar en la Facultad. Me quedé fuera por unas décimas. Mi hermana empezó en Derecho y me animó. Me fue tan bien que el segundo curso estudié además empresariales y cogí un camino diferente.

-¿Qué fue del médico que lleva dentro?
-Pongo tiritas en casa. A lo mejor en un futuro si tengo tiempo estudio la carrera.

-¿Fue fácil encontrar trabajo cuando acabó la carrera?
-Sí, mientras preparaba los cursos de doctorado me puse a trabajar como letrado de una empresa pública en el Ayuntamiento de Valencia. Estuve un año y me di cuenta que no quería trabajar para la Administración, que quería ser abogado. Y con mi hermana abrimos despacho.

-Por cierto ¿ha pensado en dejar de fumar?
-No fumo... Por si algún día leen esto mis hijos...

-Es aficionado a los tirantes y pulseras de colores...
-Pero las pulseras no son mágicas, eso sí, los textos tiene más de 2.000 años, uno es el "Padre Nuestro" y el otro el "Ave María".

-¿Va a imponer la moda de los tirantes en el CJC?
-No creo, tampoco me lo he planteado.

-¿Y cuando se quita los tirantes con que se relaja?
-Cuando me los quito no puedo hacer otra cosa más que descansar. El trabajo aquí empieza a las nueve de la mañana y acaba a las nueve de la noche. Se trabaja mucho. La abogacía no te da ni un respiro.

-¿Ni para practicar deportes?
-A mí el golf, el tenis, el básquet... me han rechazado, de momento.

-¿Un día perfecto?
-Lo paso con mis hijos y mi mujer, pero con los niños comportándose idealmente. Así, sí que es un día perfecto.

-¿Tendrá tiempo para veranear?
-Espero, porque necesito unas vacaciones. Quiero perderme por Teruel y Jávea. Aunque siempre conectado. Los clientes no descansan. En ocasiones pueden llegar a ser voraces. "¡Tu estás desfaenado!" le dije a uno que me llamó a las once de la noche la pasada Nochebuena..