jueves, 4 de agosto de 2011

Enrique Fliquete: "La justicia más que lenta es garantista"

VALENCIA. Enrique Fliquete será uno de los seis nuevos juristas del Consejo Jurídico Consultivo de la Comunidad Valenciana al frente del cual repite cinco años más Vicente Garrido. Hasta el momento, su labor como abogado en 'Cuatrecasas Gonçalves Pereira' le ha mantenido en contacto con clientes, tribunales y novedades legislativas; sus nuevas funciones, más imparciales, se centrarán en la emisión de resoluciones y dictámenes. Cree que hay que modificar normativas que agilicen el sistema electoral y el Senado, pero sin cambiar la Constitución. "La norma jurídica tiene que ser tan cambiante como la sociedad". Nunca ha necesitado los servicios de un abogado y toca madera para que siga siendo así. Es doctor en Derecho Constitucional, especialista en Derecho Público y presidente de la Asociación Profesional de Abogados y Juristas. Tiene dos hijos y este año reparte sus vacaciones entre la playa y la montaña.
-¿Era inevitable su nombramiento para el Consejo Jurídico Consultivo?
-En todo caso no me lo esperaba.
-¿Hasta qué punto tener amigos en la cúpula del poder puede ser determinante para obtener un cargo?
-Las relaciones que tienes nunca te las plantean en términos de lo que te puedan dar, las mantienes por convicción y amistad personal. Cuando me lo ofrecieron tuve que reflexionar si estaría capacitado para estar a la altura de las expectativas que un cargo como éste requiere.

-¿Pero le gusta?
-Naturalmente. Es un nombramiento al que aspira cualquier jurista.

-¿Pasar de trabajar en un bufete de abogados como Cuatrecasas a una entidad jurídica no le va a suponer un gran cambio en su actividad profesional?
-Sin duda. Ser abogado es diferente a cualquier otro cargo vinculado con la justicia. Un abogado tiene una relación directa con el cliente, con el ejercicio de los tribunales y te obliga a mantener un trato diferente con el derecho. Un consejero tiene que emitir dictámenes desde la imparcialidad más absoluta.

-¿La materia será la misma?
-Sí. Derecho Público en estado puro, pero vinculado al Derecho Constitucional y Autonómico. Contratación pública, responsabilidad patrimonial, urbanismo... Hay cosas que nunca he hecho, como dictaminar sobre las leyes. Pero el resto las he trabajado como especialista en Derecho Público. Ahora, es cierto que mi vida va a cambiar totalmente.

-¿Y eso?
-Porque no es lo mismo trabajar para un despacho de abogados, de los mejores que hay en España, donde no dejas de defender asuntos de clientes, a pasarte al terreno de las resoluciones con independencia jurídica.

-Por lo menos ya no tendrá que viajar tanto...
-Es cierto, porque parar ahora, no paro. Igual la vida será más tranquila en unos aspectos, pero más intensa en lo jurídico. En cierto modo es como quitarte la carga comercial que tiene todo abogado y sustituirla por estudio y preparación de dictámenes.

-¿Hasta qué punto la política es un trampolín para acceder a un cargo como éste?
-A la vista de la configuración histórica del Consejo Jurídico Consultivo no existe ningún requisito político previo para acceder a estos cargos. Históricamente todos los miembros del Consejo son juristas de renombre y peso en el mundo jurídico valenciano y estatal. Sí que es cierto, como ocurre en otros organismos, que la elección recae en las Cortes, como en mi caso, y en el Consell. Y esto a priori hace pensar en la elección de un determinado perfil político, pero no es un requisito necesario para ser elegido miembro de entidades como el Consejo Jurídico Consultivo.

-¿Le ayudó ser abogado de Cuatrecasas?
-Evidentemente. El prestigio de una firma como ésta y sobre todo en un área especializada como el Derecho Público te da la oportunidad de conocer a fondo una serie de materias y te posiciona en un nivel de ejercicio de la abogacía que te abre muchas puertas.

-¿Y si se arrepiente?
-De momento estoy designado para cinco años y mi idea es no abandonar por lo menos en este tiempo. Si en un futuro tengo que volver a ser abogado, lo seré. Para mí es la profesión más bonita que existe.

-¿También puede tentarle la política en su camino?
-Hoy no y menos ahora que entro a formar parte de un órgano jurídico.

-¿Qué opina sobre las voces que animan, entre otras peticiones, a revisar listas electorales e incluso la Constitución?
-Las normas jurídicas no son estáticas y no pueden permanecer inalterables en el tiempo. Están para regular la sociedad y ésta es cambiante, por lo que la norma jurídica también debe serlo. Ahora, esta idea no es necesario que se aplique a todo. Hay normas que sí es necesario adaptar y otras no. Por ejemplo los procedimientos electorales y la configuración del senado, si sería conveniente revisarlos.

-¿Hay miedo al cambio?
-No lo creo. Hay aspectos que pueden parecer que han quedado trasnochadas en la Constitución, pero la misma responde más que a valores de norma a valores generales y éstos deben ser mantenidos. Quizá haya elementos que requieren consenso para su modificación, como el tema de sucesión de la Corona, otros son batallas políticas complejas que imposibilitan su reforma.

-Avivar estos cambios ¿haría que la justicia fuera más rápida?
-No. La justicia será justa en la medida en que se administre bien, y siempre partiendo de saber que la administran los hombres. ¿Se puede ser siempre imparcial? Se debe. ¿Se es siempre justo? Se debe. La justicia debe ser justa porque se presume que lo es. Y más que lenta diría que es garantista. ¿Se podría mejorar la justicia? Es evidente.

-¿Ha necesitado alguna vez los servicios de un abogado?
-Nunca he tenido ningún problema con la justicia. Espero no tenerlo ni tardar tres años en resolver un tema. Si me ocurriera seguro que me enfadaría con mi abogado, porque soy muy crítico con la actuación propia y también con las ajenas. Toco madera.

-¿Qué no le gusta de su profesión?
-No hay nada que no me guste. Tengo colgado delante de mí los mandamientos del abogado redactados por el Dr. Couture. El primero dice: ama tu profesión, trata de considerar la abogacía de tal manera que el día que tu hijo te pida consejo sobre su destino consideres un honor para ti proponerle que se haga abogado.

-Pero sus hijos son todavía un poco jóvenes para pedirle consejos...
-Mis hijos un día quieren ser abogados, al día siguiente profesores, al otro peluqueros y antes de ayer detectives. Tienen 7 y 9 años. Yo nunca quise ser abogado, quería ser médico. En mi familia no había ni uno ni lo otro, pero me atraía la medicina.

-¿Quería curar?
-No sólo curar. Me gustaba esa faceta filantrópica, pero me resultaba más fascinante ver a un médico que con un fonendo te auscultaba, te miraba y dictaminaba lo que tenías. Creía que tenían un don y pensaba que si lo hacía un señor también lo podía hacer mi padre y yo.
-¿Y qué pasó?
-Que no tenía nota para entrar en la Facultad. Me quedé fuera por unas décimas. Mi hermana empezó en Derecho y me animó. Me fue tan bien que el segundo curso estudié además empresariales y cogí un camino diferente.

-¿Qué fue del médico que lleva dentro?
-Pongo tiritas en casa. A lo mejor en un futuro si tengo tiempo estudio la carrera.

-¿Fue fácil encontrar trabajo cuando acabó la carrera?
-Sí, mientras preparaba los cursos de doctorado me puse a trabajar como letrado de una empresa pública en el Ayuntamiento de Valencia. Estuve un año y me di cuenta que no quería trabajar para la Administración, que quería ser abogado. Y con mi hermana abrimos despacho.

-Por cierto ¿ha pensado en dejar de fumar?
-No fumo... Por si algún día leen esto mis hijos...

-Es aficionado a los tirantes y pulseras de colores...
-Pero las pulseras no son mágicas, eso sí, los textos tiene más de 2.000 años, uno es el "Padre Nuestro" y el otro el "Ave María".

-¿Va a imponer la moda de los tirantes en el CJC?
-No creo, tampoco me lo he planteado.

-¿Y cuando se quita los tirantes con que se relaja?
-Cuando me los quito no puedo hacer otra cosa más que descansar. El trabajo aquí empieza a las nueve de la mañana y acaba a las nueve de la noche. Se trabaja mucho. La abogacía no te da ni un respiro.

-¿Ni para practicar deportes?
-A mí el golf, el tenis, el básquet... me han rechazado, de momento.

-¿Un día perfecto?
-Lo paso con mis hijos y mi mujer, pero con los niños comportándose idealmente. Así, sí que es un día perfecto.

-¿Tendrá tiempo para veranear?
-Espero, porque necesito unas vacaciones. Quiero perderme por Teruel y Jávea. Aunque siempre conectado. Los clientes no descansan. En ocasiones pueden llegar a ser voraces. "¡Tu estás desfaenado!" le dije a uno que me llamó a las once de la noche la pasada Nochebuena..

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